Uno de los autos más legendarios de la F1 llegó a Leaving Dust.
Manejado por los mismísimos Ayrton Senna y Alain Prost no puede ser más que una leyenda.
Ganador del Primero y Segundo lugar del campeonato de Formula Uno en 1988 con semejantes bestias al volante es quizá el auto más memorable de la historia de la máxima categoría